La gente está cansada. Es algo que se puede incluso palpar. La «oleada» de detenciones ciudadanas que se muestran en los medios, no es mas que el reflejo de lo anteriormente mencionado. Y es que la impunidad del delincuente ya ha rebalsado todos los límites. Casi no se puede salir a la calle sin el temor de ser asaltado y cuando ocurre, nada pasa. Pero esto ya no es novedad y aquí hay hartas aristas que llegan al mismo punto: la incompetencia de la justicia, en especial, después de la llegada de la tan famosa «Reforma Procesal Penal».
Partió como una buena idea y con propósitos nobles, como agilizar los juicios y posibles sentencias, la investigación de cada proceso y la garantía de los acusados a ser considerados inocentes hasta que se pruebe lo contrario. Todo bien hasta ahí, sin embargo, como suele suceder en teste país, esta fue muy mal implementada y con muchos vacíos legales que los mismos de siempre, saben aprovechar.
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